Tristes casualidades

Por domingo, 2/noviembre/2014 0 No tags Permalink 0

No es raro que convengamos en que la vida está llena de casualidades, alegres unas, tristes otras, en mi caso últimamente las más, pero no por eso vamos a andar llorando ni dando tres cuartos al pregonero.

Sucedió que hace unos meses, cuando me disponía a entrar en las especies de despachitos donde nos aplican la quimioterapia, en la tercera planta del Hospital Insular, me tropecé con un hijo de Las Puntillas, ese Macondo particular donde transcurren nuestros «Retazos de Zafra» y donde están viviendo, riendo y, a veces llorando, los coetáneos y descendientes de quienes compartieron con uno tantas alegrías y miserias. Se trataba-y trata- de Nino (Pedro) Zamora Perdomo, hijo de Juan Zamora, un significado puntillero, llegado al barrio  desde la expulsión de los marinos de Gando y Ojos de Garza y que llegaría a significarse como una gran medio centro en el Doramas, el equipillo del barrio. Juan, el padre de Nino, casó con Aguedita, una de las hijas de aquel personaje singular y lleno de ingenio que fuera Pepe Roque, «El Obrero», una de las personalidades más genuinas y significativas de Las Puntillas en toda su historia y cuya estatua está todavía con el sitio pendiente a la entrada del barrio.

Bueno, pues, solidarios en la lucha, Nino y un servidor hablamos durante las sucesivas sesiones de quimio del ayer del barrio y de su gentes y me comentó que sus padres guardaban fotos de la década de los setenta, cuando, acompañado por el gran fotógrafo Juan Gregorio recogíamos las vivencias de todos estos personajes isleños en las páginas del viejo Diario de Las Palmas.

Nino me trajo una de estas fotos, donde aparece su abuelo, «El Obrero», el hombre de los mil oficios que escribía con tiza en las paredes de su bar las deudas de sus parroquianos, valiéndose de un sistema, de escritura inventado por él, dado que era analfabeto. Está junto a un servidor y con Pepito Cano, un bien amañado puntillero, que casó con Dolores, la hija mayor de Abuelo Quico, otro de los patriarcas marinos expulsados de Gando con una pila de hijos detrás. Con ocasión de la foto, Pepito Cano, obsequia a «El Obrero», con un reproducción del órganos sexual masculino, hecho a base de gomaespuma y otros materiales de desecho, que el coñón de Pepe Roque colgará en su bar o en el triciclo que utiliza para repartir bombonas y recoger la leche desde Las Puntillas hasta Ojos de Garza.

La pasada semana y mientras esperaba un servidor recuperarse de los embates de los efectos secundarios del tratamiento, que me impidieron terminar mis «Retazos de Zafras», me entero por mis hermanas que Juan Zamora, el padre de Nino, ha fallecido en Las Puntillas. Padecía Alzheimer y se esperaba el desenlace, aunque no tan pronto ni tan de repente. He enviado mi pésame a Aguedita, Nino, su hermano Juani y otros familiares aprovechando que ellas fueron al duelo en el tanatorio de Carrizal. En el recuerdo de Zamora y de tantos otros puntilleros dejó el recuerdo gráfico de la figura de «El Obrero», un personaje que los refleja a todos y de los que será siempre un símbolo.

Adolfo Santana, Pepe Roque "El Obrero" y Pepito Cano, tres puntilleros a finales de los setenta.

Adolfo Santana, Pepe Roque «El Obrero» y Pepito Cano, tres puntilleros a finales de los setenta.

 

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